sábado, 21 de mayo de 2011

Las fobias y los trastornos de ansiedad: graves obstáculos para la comunicación social.
Las personas pueden ser más o menos introvertidas. Pero cuando la timidez erosiona la confianza en uno mismo, bloquea, paraliza y condiciona el comportamiento humano, cuando impide la comunicación con los demás, es posible que nos hallemos bajo la sombra de una fobia social. El miedo es una palabra clave en ambos casos, pues se trata del elemento que niega a la persona la posibilidad de expresar aquello que siente o piensa. Conocer a alguien nuevo, hablar por teléfono, relaciones de grupo, son todas situaciones que la persona tímida intenta por todos los medios evitar. La razón podría ser la inseguridad, el miedo a ser uno mismo, o un sentimiento de inferioridad en las posibilidades personales.
Las fobias, según la OMS, afectan al 7% de la población mundial.
Hoy en día, saboreando todavía el recién estrenado siglo XXI, enfermedades como la depresión, el estrés, las crisis de pánico, las fobias, o los trastornos de ansiedad están muy presentes. Se revelan como la preocupación principal de una sociedad caracterizada por estilos de vida poco saludables, donde prima la filosofía de obtener éxito a cualquier precio, en la que el individuo está constantemente desbordado, pierde el control y tiende al individualismo salvaje.
Ese tipo de sociedad, sumida en las prisas y la incomunicación, ha de recurrir en ocasiones a la consulta de un especialista cuando la enfermedad ya está instaurada en el paciente. Sin embargo, desde el punto de vista de los psiquiatras la estrategia a seguir es la prevención.


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